El equipo, dirigido por el científico de materiales Robert Ritchie, estudió la microestructura de las plumas de las aves utilizando una variedad de técnicas, incluida la microscopía electrónica de barrido y la difracción de rayos X. Descubrieron que las plumas están formadas por una estructura jerárquica de bárbulas entrelazadas, que son pequeñas estructuras parecidas a púas. Estas bárbulas están conectadas por una red de fibras de colágeno, que actúan como pequeños resortes para absorber energía y evitar que las plumas se rompan.
"La estructura jerárquica de las plumas de las aves les da una combinación única de fuerza y flexibilidad", dijo Ritchie. "Esta es la razón por la que las plumas pueden soportar el alto estrés del vuelo y por la que son tan efectivas para mantener calientes a las aves".
Los investigadores creen que el diseño de plumas de aves podría utilizarse para crear nuevos materiales con propiedades similares. Estos materiales podrían usarse en una variedad de aplicaciones, como chalecos antibalas, paracaídas y velas.
"Las aplicaciones potenciales de esta investigación son infinitas", afirmó Ritchie. "Estamos entusiasmados de explorar las posibilidades y ver qué nuevos materiales podemos crear".
La investigación fue publicada en la revista Nature Communications.