Un ejemplo de herencia epigenética transgeneracional en plantas es el caso de la vernalización, un proceso por el cual las plantas requieren un período de exposición al frío para iniciar la floración. Los estudios han demostrado que la exposición a temperaturas frías puede inducir cambios epigenéticos en el ADN de las plantas, lo que lleva a cambios en la expresión genética que promueven la floración en las generaciones posteriores, incluso en ausencia de una mayor exposición al frío.
De manera similar, la investigación sobre el estrés por sequía en plantas ha revelado que las plantas expuestas a condiciones de sequía pueden sufrir modificaciones epigenéticas que afectan la expresión de genes implicados en la absorción de agua y la tolerancia a la sequía. Estas modificaciones pueden ser heredadas por la descendencia de estas plantas, lo que les permite afrontar mejor las condiciones de sequía.
Los mecanismos detrás de la herencia epigenética transgeneracional aún se están estudiando, pero implican modificaciones como la metilación del ADN, modificaciones de histonas y ARN pequeños. Estas modificaciones pueden afectar la accesibilidad de los genes a los factores de transcripción y a la ARN polimerasa, influyendo así en la expresión genética.
La capacidad de las plantas para transmitir memorias genéticas a través de la herencia epigenética les proporciona un nivel de adaptación y resiliencia en respuesta a las condiciones ambientales cambiantes. Les permite transmitir información sobre experiencias de estrés a su descendencia, aumentando así las posibilidades de supervivencia y reproducción exitosa en generaciones futuras.