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    Los pigmentos únicos de la bacteria marina fotosintética revelan cómo vive con poca luz
    En el ámbito de la microbiología marina, una bacteria fotosintética conocida como Candidatus Chlorobaculum limnaeum ha captado la atención de los científicos debido a su capacidad única para prosperar en ambientes con poca luz. Este notable microbio, que se encuentra en las profundidades del océano, donde apenas penetra la luz del sol, posee pigmentos especializados que le permiten capturar y aprovechar incluso los más débiles destellos de luz.

    Desentrañando el misterio:una historia de pigmentos únicos

    En el corazón del éxito de Chlorobaculum en condiciones de poca luz se encuentran sus pigmentos excepcionales, que lo distinguen de otros organismos fotosintéticos. Estos pigmentos, conocidos como bacterioclorofilas, son moléculas que absorben la luz y son esenciales para la fotosíntesis. Lo que hace que Chlorobaculum sea único es la posesión de dos tipos distintos de bacterioclorofilas:BChl c y BChl d. .

    BChl c, el principal pigmento captador de luz del Chlorobaculum, exhibe una extraordinaria capacidad para absorber la luz del infrarrojo cercano (NIR). La luz NIR, a menudo denominada "luz invisible", se encuentra justo más allá del espectro visible y suele ser menos accesible para la mayoría de los organismos fotosintéticos. Sin embargo, BChl c de Chlorobaculum actúa como una antena especializada, capturando estas longitudes de onda NIR y convirtiéndolas en energía utilizable.

    El papel de BChl d:mejorar la eficiencia en condiciones de poca luz

    Además de BChl c, Chlorobaculum también alberga otro pigmento único conocido como BChl d. Este pigmento juega un papel complementario en la fotosíntesis al ampliar el rango de luz que la bacteria puede utilizar. BChl d absorbe en las regiones roja y roja lejana del espectro, capturando efectivamente esas esquivas longitudes de onda que penetran en las profundidades más profundas del océano. Esta acción colaborativa de BChl c y BChl d permite a Chlorobaculum maximizar su eficiencia de recolección de luz incluso en las condiciones de luz más desafiantes.

    Conclusión:Un testamento a la adaptabilidad de la naturaleza

    La presencia de estos pigmentos especializados en Chlorobaculum limnaeum subraya la notable capacidad de la naturaleza para adaptarse y prosperar en entornos diversos y exigentes. Al explotar la poca luz disponible en las profundidades del océano, esta bacteria fotosintética ha encontrado su nicho, mostrando las complejidades y la resistencia de la vida en el mundo microbiano. Su existencia no sólo amplía nuestra comprensión de la diversidad microbiana sino que también inspira innovaciones tecnológicas, como el desarrollo de sistemas artificiales de captación de luz inspirados en el diseño de la naturaleza.

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