Exceso enantiomérico:
En las primeras etapas de la evolución química, antes de la aparición de los sistemas biológicos, la formación de moléculas orgánicas en el espacio interestelar podría haber dado como resultado un ligero exceso de un enantiómero sobre su imagen especular. Este fenómeno se conoce como exceso enantiomérico y podría haber estado influenciado por factores como la luz polarizada circularmente de fuentes cósmicas o interacciones asimétricas en partículas de polvo interestelar.
Síntesis asimétrica:
Los procesos biológicos, como las reacciones catalizadas por enzimas, pueden exhibir una síntesis asimétrica, donde un enantiómero específico de una molécula se produce preferentemente sobre su imagen especular. Esto puede ocurrir debido a la estereoespecificidad de las enzimas, que pueden interactuar de manera diferente con cada enantiómero. Tales procesos enzimáticos podrían haber amplificado y perpetuado el exceso enantiomérico observado en el ambiente prebiótico.
Selección prebiótica:
Los factores ambientales, como las interacciones con minerales u otras moléculas quirales, podrían haber favorecido la supervivencia o propagación de un enantiómero sobre el otro. Esto podría haber llevado al enriquecimiento de moléculas quirales específicas en ciertos entornos y contribuido al dominio gradual de la unilateralidad en los sistemas biológicos.
Autocatálisis y amplificación quiral:
Ciertas moléculas quirales pueden actuar como autocatalizadores, promoviendo su propia replicación y amplificación. Este proceso, conocido como autocatálisis, podría haber desempeñado un papel importante en el aumento de la abundancia de un enantiómero y el establecimiento de un sesgo quiral en los primeros sistemas biológicos.
Vale la pena señalar que el surgimiento de la unilateralidad molecular está estrechamente entrelazado con el origen de la vida misma, y las condiciones y procesos específicos que llevaron al predominio de la unilateralidad en biología siguen siendo un área activa de investigación y exploración científica.