Se dice que la frase se originó a finales del siglo XIX, cuando un boxeador nacido en Jamaica llamado Norman Selby, más conocido como "Kid McCoy", se hizo famoso por sus habilidades boxísticas. McCoy era conocido por su estilo de lucha duro y agresivo, y rápidamente se ganó la reputación de ser uno de los mejores boxeadores del mundo. Como resultado, su nombre se convirtió en sinónimo de calidad y autenticidad, y nació la frase "el verdadero McCoy".
La frase se ha utilizado desde entonces para describir cualquier cosa que sea genuina, auténtica o de la más alta calidad. Es un término de elogio y, a menudo, se utiliza para describir algo que es difícil de encontrar o que es muy buscado.