Una de las enfermedades que los científicos esperan comprender mejor con estas sondas es el cáncer. Se sabe que las células cancerosas tienen una actividad eléctrica anormal y esta actividad cambia a medida que avanza el cáncer. Al medir estos cambios, los científicos pueden rastrear la progresión del cáncer y desarrollar tratamientos dirigidos a las anomalías eléctricas subyacentes.
Otra enfermedad que los científicos esperan comprender mejor es la enfermedad cardíaca. La enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte en los Estados Unidos y, a menudo, es causada por una actividad eléctrica anormal en el corazón. Al medir estas anomalías, los científicos pueden identificar a las personas que corren riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y desarrollar tratamientos para prevenir o retardar su progresión.
Estas pequeñas sondas de oro son una poderosa herramienta que los científicos pueden utilizar para comprender los mecanismos moleculares que subyacen a la progresión de la enfermedad y desarrollar nuevos tratamientos. Al medir los cambios en la actividad eléctrica de las células, los científicos pueden rastrear la progresión de las enfermedades y esta información puede usarse para desarrollar nuevos medicamentos y tratamientos.
Además del cáncer y las enfermedades cardíacas, estas sondas podrían usarse para estudiar una amplia gama de otras enfermedades, incluidas la diabetes, el Alzheimer y el Parkinson. Al comprender los mecanismos moleculares subyacentes a estas enfermedades, los científicos pueden desarrollar nuevos tratamientos que puedan mejorar la vida de millones de personas.