Sin embargo, las alteraciones o mutaciones en el gen que codifica la proteína S pueden provocar una deficiencia de proteína S, un trastorno genético poco común que aumenta el riesgo de trastornos de la coagulación sanguínea. Esta deficiencia puede afectar la capacidad general de coagulación de la sangre de un individuo, influyendo potencialmente en cómo se mueven las células dentro del torrente sanguíneo y los tejidos debido a cambios en la viscosidad de la sangre y la dinámica de la coagulación.