El mecanismo básico de la evolución es la selección natural, que funciona en cuatro pasos principales:
1. Variación: Dentro de una población, los individuos exhiben variación genética, lo que significa que tienen rasgos diferentes debido a diferencias genéticas. Estas diferencias pueden deberse a características físicas, comportamiento u otros rasgos hereditarios.
2. Herencia: Estas variaciones genéticas se transmiten de padres a hijos mediante el proceso de herencia. La descendencia hereda una combinación de rasgos de ambos padres, lo que genera una mayor variación dentro de la población.
3. Selección: El entorno plantea desafíos y presiones selectivas sobre los individuos. Ciertos rasgos pueden ser más ventajosos en un entorno determinado, proporcionando una ventaja de supervivencia y reproducción a quienes los poseen. Esta supervivencia y reproducción diferencial se conoce como selección natural.
4. Adaptación: Con el tiempo, los individuos con rasgos ventajosos tienen más posibilidades de sobrevivir y reproducirse, transmitiendo sus rasgos beneficiosos a las generaciones futuras. Esto conduce a la acumulación gradual de rasgos favorables dentro de la población, lo que resulta en la adaptación a las condiciones ambientales específicas.
Los factores clave que influyen en la evolución incluyen:
- Variación genética: La materia prima para la evolución, que surge de mutaciones, recombinación genética y otras fuentes de diversidad genética.
- Selección natural: La fuerza impulsora de la evolución, que actúa sobre la variación genética y favorece rasgos que mejoran la supervivencia y la reproducción.
- Tamaño de la población: Las poblaciones más grandes generalmente tienen más diversidad genética y son menos susceptibles a la deriva genética, lo que puede conducir a rápidos cambios evolutivos en poblaciones pequeñas.
- Cambios ambientales: Los cambios en el medio ambiente, como los cambios en el clima, la disponibilidad de recursos o la competencia, pueden imponer nuevas presiones selectivas e impulsar cambios evolutivos.
La evolución da como resultado la acumulación de rasgos adaptativos a lo largo de generaciones, lo que da lugar a nuevas especies y a la amplia gama de formas de vida que han habitado y continúan habitando la Tierra.