La compactación del embrión humano, un paso esencial en los primeros días de su desarrollo, está impulsada por la contractilidad de sus células. Esta es la conclusión de un equipo de científicos del CNRS, el Instituto Curie, el Inserm, la AP-HP y el Collège de France. Publicado en la revista Nature , estos resultados contradicen el supuesto papel impulsor de la adhesión celular en este fenómeno y allanan el camino para mejorar la tecnología de reproducción asistida (TRA).
En los seres humanos, la compactación de las células embrionarias es un paso crucial en el desarrollo normal de un embrión. Cuatro días después de la fertilización, las células se acercan para darle al embrión su forma inicial. Una compactación defectuosa impide la formación de la estructura que garantiza que el embrión pueda implantarse en el útero. En la tecnología de reproducción asistida (ART), esta etapa se controla cuidadosamente antes de implantar un embrión.
Un equipo de investigación interdisciplinar dirigido por científicos de la Unidad de Genética y Biología del Desarrollo del Instituto Curie (CNRS/Inserm/Institut Curie) que estudia los mecanismos que intervienen en este fenómeno aún poco conocido ha realizado un descubrimiento sorprendente:la compactación del embrión humano está impulsada por la contracción de las células embrionarias.
Por tanto, los problemas de compactación se deben a una contractilidad defectuosa de estas células y no a una falta de adhesión entre ellas, como se suponía anteriormente. Este mecanismo ya se había identificado en moscas, peces cebra y ratones, pero es una novedad en humanos.