La desintegración radiactiva ocurre cuando un núcleo atómico inestable pierde energía para volverse más estable. Cuando ciertos tipos de elementos radiactivos, como el uranio o el cobalto-60, se desintegran, pueden liberar rayos gamma junto con otros tipos de radiación, como partículas alfa o beta.
Los rayos gamma son muy penetrantes y pueden viajar largas distancias a través de diversos materiales. Sólo pueden detenerse o atenuarse eficazmente mediante gruesas capas de materiales densos como plomo u hormigón. Debido a su alta energía, los rayos gamma pueden ser perjudiciales para los seres vivos y es necesario protegerlos adecuadamente contra una exposición excesiva.
Los rayos gamma se utilizan en diversas aplicaciones, incluidas imágenes médicas (como en gammagrafía y radioterapia), radiografía industrial, esterilización de alimentos y suministros médicos y tratamiento del cáncer. Sin embargo, debido a sus peligros potenciales, existen regulaciones estrictas y medidas de seguridad para garantizar el uso controlado y seguro de materiales radiactivos que emiten rayos gamma.