La regla de Cope es un principio evolutivo que establece que con el tiempo, el tamaño de los organismos dentro de un linaje tenderá a aumentar. Esta regla fue propuesta por primera vez por el paleontólogo estadounidense Edward Drinker Cope en 1871 y desde entonces ha sido respaldada por numerosos estudios de organismos vivos y extintos.
Uno de los ejemplos más famosos de la regla de Cope es la evolución de los dinosaurios. Los primeros dinosaurios eran animales pequeños, parecidos a lagartos, pero con el tiempo, algunos dinosaurios evolucionaron hasta convertirse en algunos de los animales terrestres más grandes que jamás hayan existido. Por ejemplo, se estimó que el titanosaurio Argentinosaurus pesaba hasta 100 toneladas y que el saurópodo Puertasaurus medía más de 120 pies de largo.
Entonces, ¿por qué los dinosaurios evolucionaron hasta ser tan grandes? Hay varias explicaciones posibles. Una posibilidad es que el mayor tamaño proporcionara a los dinosaurios una ventaja competitiva sobre los animales más pequeños. Por ejemplo, es posible que los dinosaurios más grandes pudieran comer más alimentos, defenderse más eficazmente contra los depredadores y tolerar las duras condiciones ambientales mejor que los dinosaurios más pequeños.
Otra posibilidad es que el mayor tamaño fuera simplemente una consecuencia de la historia evolutiva de los dinosaurios. A medida que los dinosaurios evolucionaron, es posible que simplemente hayan acumulado mutaciones que los hicieron más grandes. Esto podría haber sucedido si, por ejemplo, los dinosaurios más grandes tuvieran más probabilidades de sobrevivir y reproducirse que los dinosaurios más pequeños.
Cualquiera sea la razón, la evolución del gran tamaño fue una característica definitoria de los dinosaurios. Les permitió convertirse en los animales terrestres dominantes durante más de 150 millones de años.
La regla de Cope se ha probado de diversas formas. Un enfoque común es comparar el tamaño promedio de organismos en diferentes grupos taxonómicos. Por ejemplo, un estudio realizado por el paleontólogo George Gaylord Simpson encontró que el tamaño promedio de los mamíferos aumentó con el tiempo, desde los pequeños animales parecidos a musarañas del Eoceno hasta los grandes animales parecidos a elefantes del Pleistoceno.
Otro enfoque para probar la regla de Cope es comparar el tamaño de especies estrechamente relacionadas. Por ejemplo, un estudio realizado por los biólogos Jonathan M. Chase y James J. Blum encontró que entre las especies de aves, las especies más grandes tendían a tener una esperanza de vida más larga. Esto sugiere que un mayor tamaño puede haber permitido a estas especies acumular más mutaciones, lo que podría conducir a aumentos de tamaño aún mayores.
En general, la evidencia apoya la regla de Cope. El tamaño promedio de los organismos tiende a aumentar con el tiempo y los organismos más grandes tienden a tener ciertas ventajas sobre los organismos más pequeños. Esta regla puede ayudar a explicar la evolución del gran tamaño en los dinosaurios y otros organismos.