El terremoto ocurrió el 6 de febrero de 2023, a las 4:17 am hora local. Tuvo una magnitud de 7,8, lo que lo convierte en uno de los terremotos más fuertes que ha azotado la región en los últimos años. El epicentro se situó cerca de la localidad de Gaziantep, en el sureste de Turquía, y fue seguido por varias réplicas potentes, las más fuertes de las cuales fueron de magnitud 6,7 y 6,4.
Los terremotos causaron daños generalizados tanto en Turquía como en Siria. En Turquía, más de 3.000 edificios se derrumbaron sólo en la provincia sudoriental de Kahramanmaras y más de 20.000 personas resultaron heridas. En Siria, más de 1.500 edificios se derrumbaron y más de 10.000 personas resultaron heridas.
Los terremotos también han tenido un impacto devastador en el medio ambiente. El fuerte temblor provocó deslizamientos de tierra y avalanchas generalizadas, y los escombros resultantes bloquearon carreteras y vías férreas, dificultando a los trabajadores de rescate llegar a las zonas afectadas.
El terremoto también ha causado importantes daños económicos. El gobierno turco ha estimado que el coste de la reconstrucción ascenderá a decenas de miles de millones de dólares. El gobierno sirio aún no ha publicado una estimación de los daños, pero es probable que también sean significativos.
Los terremotos también han tenido un impacto importante en los pueblos de Turquía y Siria. Muchas personas han perdido sus hogares y a sus seres queridos, y el impacto psicológico del terremoto probablemente se sentirá en los años venideros.
Los terremotos también han despertado la preocupación internacional. Los líderes mundiales han ofrecido sus condolencias y asistencia, y las organizaciones de ayuda están trabajando para proporcionar alimentos, refugio y atención médica a los afectados.