Durante mucho tiempo, los MACHO se consideraron candidatos viables a la materia oscura debido a su potencial para explicar ciertas observaciones astronómicas, incluido el problema de la masa faltante en las galaxias. Sin embargo, un desafío clave en la detección de MACHO radica en su naturaleza esquiva y la dificultad de observarlos directamente.
En 1993, se dio un importante paso adelante para limitar la existencia de MACHO cuando un equipo de astrónomos dirigido por Charles Alcock y Ronald Ferlet utilizó observaciones de un cúmulo de estrellas llamado MACHO (Objeto de halo compacto masivo) en la Vía Láctea para buscar evidencia de microlente gravitacional.
La microlente gravitacional ocurre cuando la gravedad de un objeto masivo, como una estrella o un MACHO, desvía y magnifica la luz de una estrella de fondo. Al observar el brillo y las posiciones de las estrellas en el cúmulo MACHO, el equipo buscó cambios sutiles que podrían indicar la presencia de MACHO pasando por delante de las estrellas de fondo.
Las observaciones del equipo abarcaron varios años e implicaron monitorear una gran cantidad de estrellas dentro del cúmulo MACHO. Los resultados, publicados en 1993 y 1996, mostraron una incidencia muy baja de eventos de microlente, lo que limitó significativamente la abundancia y el rango de masa de MACHO que podrían estar presentes dentro del grupo.
El proyecto MACHO descartó efectivamente la posibilidad de que una gran fracción de la masa faltante en la Vía Láctea pudiera atribuirse a MACHO dentro del rango de masas que habían sondeado. Este resultado llevó a la reconsideración de los MACHO como la forma dominante de materia oscura y abrió nuevas vías de investigación para otros candidatos a materia oscura.
Estudios posteriores de microlentes, como los proyectos OGLE (Experimento de lentes gravitacionales ópticas) y MOA (Observaciones de microlentes en astrofísica), corroboraron aún más los hallazgos del proyecto MACHO y proporcionaron limitaciones adicionales sobre la prevalencia de MACHO.
Si bien la existencia de MACHO no ha sido refutada definitivamente, las limitaciones de observación derivadas de la microlente de cúmulos estelares y otras observaciones astrofísicas han reducido significativamente su viabilidad como principal componente de materia oscura en el universo. No obstante, la búsqueda de materia oscura continúa y los astrónomos continúan explorando diversas teorías y enfoques observacionales para comprender mejor la naturaleza de esta enigmática materia que constituye una porción sustancial del universo.