En los primeros momentos del Big Bang, todo el universo observable era increíblemente denso y caliente, un estado conocido como época de Planck. Durante esta fase, el universo estaba gobernado por la gravedad cuántica y las leyes de la física eran muy diferentes a las que observamos hoy.
En condiciones tan extremas, las intensas fluctuaciones de densidad y la rápida expansión podrían haber dado lugar a agujeros negros primordiales. Estos hipotéticos agujeros negros habrían sido muy pequeños, posiblemente tan pequeños como 10^-23 gramos, y se habrían formado debido a fluctuaciones cuánticas de materia y energía.
A medida que el universo se expandió y enfrió, estos agujeros negros primordiales se habrían estirado y diluido. Sin embargo, es posible que algunos hayan sobrevivido y aún existan hoy en día, aunque serían increíblemente difíciles de detectar debido a su pequeño tamaño y sus débiles efectos gravitacionales.
Vale la pena señalar que la formación de agujeros negros primordiales es sólo un escenario especulativo y su existencia aún no ha sido confirmada experimentalmente. Se necesitan más investigaciones y observaciones para arrojar luz sobre los misterios que rodean el universo primitivo y la posible existencia de agujeros negros primordiales.