Evidencia de un agujero negro compañero:
1. Órbitas estelares: Las observaciones de estrellas en la región más interna de la Vía Láctea han revelado movimientos orbitales peculiares que sugieren la presencia de un agujero negro secundario. Las órbitas estelares no son perfectamente circulares y algunas estrellas muestran desviaciones que no pueden explicarse únicamente por la influencia gravitacional de Sgr A*.
2. Disco de acreción de gas: Las observaciones de radio de alta resolución han detectado un disco de acreción asimétrico y deformado alrededor de Sgr A*. Esta distorsión podría ser causada por la atracción gravitacional de un agujero negro compañero, que alteraría la simetría del disco.
3. Emisión de rayos X: Las observaciones de rayos X han revelado una fuente de rayos X extendida cerca de Sgr A*. Esta emisión puede originarse en una región donde el agujero negro compañero acumula gas y produce energéticos chorros de material.
Naturaleza del agujero negro compañero:
Si existe un agujero negro compañero, es probable que sea mucho más pequeño que Sgr A*, posiblemente con una masa en el rango de unos pocos cientos a unos miles de veces la masa del Sol. Este agujero negro más pequeño podría haberse formado mediante varios mecanismos, como la captura de un agujero negro más pequeño por Sgr A* o mediante la fragmentación de una enorme nube de gas durante las primeras etapas de la formación de la Vía Láctea.
Investigación en curso:
Si bien estas observaciones sugieren la posibilidad de que exista un agujero negro compañero, se necesitan más investigaciones y análisis para confirmar su existencia y determinar sus propiedades. Las observaciones futuras con instrumentos más avanzados, como el Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT), pueden proporcionar evidencia más directa y arrojar luz sobre los misterios que rodean la región central de la Vía Láctea.
Es importante señalar que la presencia de un agujero negro compañero de Sgr A* sigue siendo un tema de investigación y debate científico en curso. La evidencia mencionada anteriormente sugiere un compañero potencial, pero se requieren observaciones más concluyentes para establecer su existencia con certeza.