1. Convección
La convección es el movimiento ascendente de aire caliente, que es menos denso que el aire más frío circundante. A medida que el aire caliente asciende, se enfría y se condensa formando nubes. Cuando las corrientes ascendentes son lo suficientemente fuertes, pueden transportar gotas de agua y partículas de hielo a la atmósfera, donde se congelan y se convierten en granizo. Cuando estos granizos vuelven a caer al suelo, pueden causar daños a la propiedad y lesiones a las personas.
2. Humedad
La cantidad de humedad en el aire también influye en el desarrollo de las tormentas. El aire cálido puede retener más humedad que el aire frío, por lo que las temperaturas más cálidas del verano permiten que se evapore más humedad del suelo a la atmósfera. Este aumento de humedad proporciona más combustible para que se desarrollen tormentas eléctricas.
3. Inestabilidad
El último factor que contribuye al aumento de la frecuencia de las tormentas durante el verano es la inestabilidad. La inestabilidad se refiere a la cantidad de energía disponible para provocar tormentas eléctricas. La diferencia de temperatura entre la superficie y la atmósfera superior es una medida de inestabilidad. Cuanto mayor es la diferencia de temperatura, más inestable es la atmósfera y más probable es que se produzcan tormentas.
Además de estos tres factores principales, otros factores también pueden contribuir al desarrollo de tormentas, como la presencia de montañas o grandes masas de agua, y el movimiento de frentes meteorológicos.