Las fotografías claras y nítidas del Observatorio de rayos X Chandra ayudan a los astrofísicos a estudiar los agujeros negros energéticos
La nave espacial Chandra y sus componentes. Crédito:NASA/CXC/SAO y J.Vaughan
Cuando una estrella nace o muere, o cuando ocurre cualquier otro fenómeno muy energético en el universo, emite rayos X, que son partículas luminosas de alta energía que no son visibles a simple vista. Estas radiografías son del mismo tipo que utilizan los médicos para tomar fotografías de huesos rotos dentro del cuerpo. Pero en lugar de observar las sombras producidas por los huesos que detienen los rayos X dentro de una persona, los astrónomos detectan rayos X que vuelan a través del espacio para obtener imágenes de eventos como agujeros negros y supernovas.
Las imágenes y los espectros (gráficos que muestran la distribución de la luz en diferentes longitudes de onda de un objeto) son las dos formas principales en que los astrónomos investigan el universo. Las imágenes les dicen cómo son las cosas y dónde están sucediendo ciertos fenómenos, mientras que los espectros les dicen cuánta energía tienen los fotones o partículas de luz que están recolectando. Los espectros pueden indicarles cómo se formó el evento del que provienen. Al estudiar objetos complejos, necesitan tanto imágenes como espectros.
Los científicos e ingenieros diseñaron el Observatorio de rayos X Chandra para detectar estos rayos X. Desde 1999, los datos de Chandra han brindado a los astrónomos imágenes increíblemente detalladas de algunos de los eventos más dramáticos del universo.
Las estrellas que se forman y mueren crean explosiones de supernova que envían elementos químicos al espacio. Chandra observa cómo el gas y las estrellas caen en las profundas fuerzas gravitacionales de los agujeros negros, y es testigo de cómo un gas mil veces más caliente que el sol escapa de las galaxias en vientos explosivos. Se puede ver cuando la gravedad de enormes masas de materia oscura atrapa ese gas caliente en bolsas gigantescas.
La NASA diseñó Chandra para orbitar alrededor de la Tierra porque no podría ver nada de esta actividad desde la superficie de la Tierra. La atmósfera de la Tierra absorbe los rayos X provenientes del espacio, lo cual es excelente para la vida en la Tierra porque estos rayos X pueden dañar los organismos biológicos. Pero también significa que incluso si la NASA colocara a Chandra en la cima de la montaña más alta, todavía no sería capaz de detectar rayos X. La NASA necesitaba enviar a Chandra al espacio.
Soy astrofísico en el Observatorio Astrofísico Smithsonian, parte del Centro de Astrofísica | Harvard y Smithsonian. He estado trabajando en Chandra desde antes de su lanzamiento hace 25 años, y ha sido un placer ver lo que el observatorio puede enseñar a los astrónomos sobre el universo.
Proporcionado por The Conversation
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