La velocidad de un avión puede variar mucho dependiendo de factores como el tipo de avión, su peso, altitud, densidad del aire y potencia del motor. Por ejemplo, un pequeño avión de hélice puede tener una velocidad de crucero de alrededor de 100 a 150 mph (160 a 240 km/h), mientras que un gran avión comercial puede tener una velocidad de crucero de alrededor de 550 a 600 mph (885 a 965 km/h). h). Los aviones supersónicos, como el Concorde, podían volar a velocidades superiores a Mach 2 (1.534 mph, 2.469 km/h).
La velocidad de un avión también se ve afectada por la dirección de su vuelo en relación con los vientos predominantes. Por ejemplo, un avión que vuela con el viento experimentará una mayor velocidad respecto al suelo que un avión que vuela en contra del viento.
Además de su velocidad de crucero, la velocidad de un avión también puede incluir componentes como ascenso, descenso y giro. Estos componentes son importantes para determinar el rendimiento general de la aeronave.