Las patas delanteras de las moscas ladronas están adaptadas exclusivamente para la caza. Son largos y fuertes, con una hilera de espinas afiladas a lo largo del borde interior de cada pata. Estas espinas permiten a la mosca ladrona sujetar a su presa de forma segura mientras usa sus piezas bucales para asestar un mordisco fatal.
Las moscas ladrones no son particularmente quisquillosas con la comida, pero sí tienen preferencia por ciertos tipos de insectos. Moscas, abejas, avispas y libélulas son presas comunes de las moscas ladronas. Las moscas ladrones también ocasionalmente se comen a otras moscas ladrones, lo que las convierte en uno de los pocos insectos que se sabe que practican el canibalismo.
Si bien las moscas ladronas no se consideran dañinas para los humanos, pueden ser una molestia. Estas moscas a menudo se sienten atraídas por las luces brillantes y, a veces, pueden ingresar a casas y negocios. Las moscas ladrones también pueden picar a los humanos si se les provoca, pero estas picaduras no suelen ser graves.