En la víspera de Navidad de 1800, el científico inglés William Hyde Wollaston compró un trozo de mineral de platino casi puro y lo contrabandeó en secreto desde la colonia española de Nueva Granada (hoy Colombia) por 795 libras esterlinas (1.051,99 dólares en 1800; hoy vale 23.206,23 dólares). P>
Tenía grandes esperanzas, creyendo que podría crear un nuevo proceso químico que convertiría el mineral sólido en platino maleable. La muestra tenía sus propios secretos:un metal nuevo y raro previamente desconocido para la ciencia.
Con su trozo de mineral de platino contrabandeado, en unos pocos años Wollaston hizo lo que los científicos anteriores no pudieron:logró un proceso químico que aisló el platino y lo volvió maleable.
Cuando el científico disolvió el mineral de platino en el laboratorio del jardín de su patio trasero, produjo un residuo tanto soluble como no soluble. Después de precipitar la solución soluble, notó que quedaban sales rojizas.
Las sales rojas no son típicas del platino y Wollaston sospechaba que había algo más en la muestra. En 1803 y 1804, Wollaston anunció que con la muestra de mineral de platino había descubierto otros dos metales preciosos. A uno lo llamó paladio y al otro rodio.