Las tácticas de confrontación son un procedimiento policial potencialmente peligroso y deben utilizarse sólo cuando sea necesario para detener eficazmente a un sospechoso peligroso o para proteger la seguridad del oficial o de otras personas.
Se pueden utilizar tácticas de confrontación cuando un sospechoso se resiste activamente al arresto, está armado o representa una amenaza inminente a la seguridad del oficial o de otras personas.