Una de las cosas que hace que los tardígrados sean tan resistentes es su capacidad de entrar en un estado de animación suspendida llamado criptobiosis. En este estado, su metabolismo se ralentiza hasta casi cero y pueden sobrevivir durante largos períodos de tiempo sin comida ni agua. Cuando las condiciones mejoran, pueden reanimarse y reanudar sus actividades normales.
Los tardígrados también tienen una tolerancia muy alta a la deshidratación. Pueden perder hasta el 99% del agua de su cuerpo y aun así sobrevivir. Esto se debe a su cutícula única, que está formada por una proteína que puede unirse a las moléculas de agua.
Los tardígrados también pueden sobrevivir a temperaturas extremas. Pueden soportar temperaturas tan bajas como -272 grados Celsius (-458 grados Fahrenheit) y tan altas como 151 grados Celsius (304 grados Fahrenheit). Esto se debe a su capacidad para producir una proteína llamada proteína de choque térmico, que protege sus células del daño.
Los tardígrados también son muy resistentes a la radiación. Pueden soportar dosis de radiación cientos de veces superiores a las que serían letales para los humanos. Esto se debe a su capacidad para reparar el ADN dañado.
Los tardígrados son criaturas verdaderamente extraordinarias que han evolucionado para sobrevivir en algunos de los entornos más extremos de la Tierra. Sus adaptaciones únicas los convierten en un fascinante tema de estudio para los científicos y una fuente de inspiración para ingenieros y otros innovadores.