Las empresas pueden utilizar la vigilancia de precios para cobrar precios más altos a los clientes que creen que tienen más probabilidades de estar dispuestos a pagar más. Por ejemplo, una empresa podría cobrar un precio más alto por un producto a un cliente que anteriormente compró productos similares a un precio más alto. O bien, una empresa podría cobrar un precio más alto por un producto a un cliente que utiliza un dispositivo móvil, ya que los usuarios de dispositivos móviles suelen ser más propensos a realizar compras impulsivas.
La fijación de precios de vigilancia puede tener una serie de consecuencias negativas para los consumidores:
- Puede llevar a que los consumidores paguen más por el mismo producto o servicio que otros.
- Puede dificultar que los consumidores comparen precios entre diferentes minoristas.
- Puede hacer que los consumidores sientan que se está invadiendo su privacidad.
Hay una serie de cosas que los consumidores pueden hacer para protegerse de la vigilancia de los precios:
- Pueden utilizar un navegador centrado en la privacidad, como Firefox o Brave.
- Pueden utilizar una VPN (red privada virtual) para cifrar su tráfico de Internet y ocultar su ubicación.
- Pueden eliminar sus cookies y su historial de navegación periódicamente.
- Pueden conocer las políticas de privacidad de las empresas con las que hacen negocios.
Los consumidores también deben ser conscientes del hecho de que la fijación de precios mediante vigilancia no es ilegal. Sin embargo, hay varios estados que tienen leyes que protegen a los consumidores de ser discriminados por su información personal. Si cree que ha sido discriminado por los precios de vigilancia, puede comunicarse con la oficina del fiscal general de su estado.