Si bien el impacto de la bombilla eléctrica es indiscutible, los orígenes de la invención tienden a estar más abiertos al debate. La sabiduría popular le da crédito al estadounidense Thomas Alva Edison, quien obtuvo las primeras patentes para bombillas incandescentes, la primera en 1879 y la segunda en 1880.
Sin embargo, algunos historiadores sostienen que es demasiado reduccionista atribuir el invento sólo a Edison. Afirman que Edison fue quien inventó la bombilla, pero fue simplemente uno más entre una larga serie de inventos similares.
Otros dicen que si bien las bombillas eléctricas de Edison se destacaron de sus antepasados, aún más crédito debería corresponder al inventor británico Sir Joseph Wilson Swan, quien trabajó en lámparas incandescentes al mismo tiempo y luego se asoció con Edison. Y otro grupo más de historiadores sostiene que esta historia revisionista es una corrección excesiva y que Edison es el legítimo inventor de la bombilla.
Para evaluar cuánto crédito merece Edison por el diseño de la bombilla incandescente, debemos examinar el trabajo de los inventores que le precedieron.
A principios del siglo XIX, el inventor italiano Alessandro Volta fue pionero en conceptos para controlar una corriente eléctrica, que culminó con su "pila voltaica", que efectivamente funcionaba como una batería. El nombre de Volta puede sonar familiar porque la medida eléctrica “voltio” lleva su nombre.