Las investigaciones han encontrado que los niños que practican deportes tienen más probabilidades de aceptar a los demás y sentir empatía por ellos. Crédito:Shutterstock
La mayoría de los australianos han seguido los consejos de salud de usar mascarillas y vacunarse contra el COVID-19. Acciones como estas que benefician a otros se conocen en psicología como conductas prosociales. En un contexto de COVID, los comportamientos prosociales reducen la propagación del virus y mantienen en funcionamiento las instituciones de atención médica.
La probabilidad de comportamiento prosocial por parte de un individuo se ve afectada por sus valores. En particular, sus valores sociales y cívicos influyen en su preocupación por el bienestar de los demás.
Recientemente emprendimos una investigación sobre las posibles conexiones entre el deporte y la promoción del pensamiento sobre cuestiones sociales y el bien común. Trabajando con estudiantes de educación física y salud, exploramos oportunidades de aprendizaje compartidas entre dos áreas del plan de estudios australiano, salud y educación física, y educación cívica y ciudadana. El juego limpio, los debates y dilemas éticos, la participación comunitaria, la identidad y la inclusión son áreas donde se cruzan el deporte y los valores cívicos.
Los valores cívicos ayudan a mantener a las personas felices y seguras en una sociedad funcional. En democracias como Australia, estos valores incluyen la libertad, la igualdad, la responsabilidad, la rendición de cuentas, el respeto, la tolerancia y la inclusión.
Cuando los jóvenes aprenden estos valores, ayudan a crear una sociedad cohesionada. Esto se ha vuelto cada vez más importante a la luz de la información errónea y las teorías de conspiración sobre el COVID, y las diversas amenazas a la democracia en todo el mundo en los últimos años.
¿Qué tiene que ver el deporte con los valores cívicos?
La adolescencia es un momento importante para el desarrollo de valores cívicos. Las experiencias de la vida personal, las relaciones y los contextos sociales influyen en este desarrollo. Estos contextos pueden incluir el hogar, la escuela y actividades extracurriculares como el deporte.
El deporte es una gran parte de la vida de muchos jóvenes. Brinda oportunidades para:
El deporte requiere que trabajemos con otros para lograr objetivos de equipo. De esta forma, puede ayudar a los niños a desarrollar atributos como el altruismo y la empatía.
En un estudio, por ejemplo, los jóvenes que participaban en deportes organizados aceptaban más a los inmigrantes. Aquellos que no tenían contacto con niños migrantes a través del deporte tenían actitudes más negativas.
La investigación ha señalado que los padres describen el deporte como una "escuela de vida". Enseña a sus hijos la tolerancia, el trabajo en equipo, el sentido del deber, el valor del trabajo duro y habilidades de socialización.
El desarrollo del carácter del deporte y la comprensión de valores como el juego limpio y el respeto pueden beneficiar a los jóvenes en su vida más amplia.
En términos más generales, al fomentar el comportamiento prosocial, el deporte puede hacer contribuciones significativas al bien común.
Por ejemplo, una revisión de 2021 de 13 estudios internacionales investigó los efectos de los programas deportivos en la prevención del delito y la reincidencia. Encontró que los participantes en estos programas habían reducido en gran medida la agresividad y el comportamiento antisocial. Su autoestima y bienestar mental mejoraron significativamente. El resultado fue una disminución en el comportamiento criminal.
El creador del baloncesto, James Naismith, creía que el deporte enseñaba valores y atributos morales a los jugadores. Desarrolló el baloncesto no solo como un juego de interior que los jugadores de fútbol podían jugar durante el invierno, sino como un contexto para que los jóvenes aprendieran el trabajo en equipo, la cooperación, el juego limpio, la deportividad y el sacrificio personal. Él creía que los deportes de equipo enseñaban las habilidades esenciales para el funcionamiento de una comunidad.
No todo es color de rosa
Desafortunadamente, en los deportes de élite, la astucia, la codicia, las trampas y la mentalidad de ganar a toda costa a veces pueden elevarse por encima de virtudes positivas como el coraje, la cooperación y la deportividad. En nuestro estudio, muchos estudiantes de magisterio se refirieron a las noticias con mensajes negativos sobre las trampas, el dopaje y el racismo.
¿Cómo llegó el cricket australiano a ser sinónimo de hostilidad, astucia y abuso verbal?
Un año después de Sandpapergate, @ajarrodkimber explora un tema espinoso https://t.co/rzvqoG2XAG pic.twitter.com/sBIrAH0sFh
— The Cricket Monthly (@cricketmonthly) 25 de abril de 2019
Sin embargo, nuestros datos también destacaron los contextos deportivos como catalizadores positivos para la reflexión y los comportamientos prosociales. Los participantes señalaron ejemplos como:
El deporte ha sido recientemente víctima de la pandemia del COVID-19. Se han cancelado eventos y se han jugado partidos en estadios vacíos. Pero el deporte también ha sido una luz brillante para las personas que luchan durante el confinamiento.
Esto fue particularmente cierto en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. El Comité Olímpico Internacional (COI) describió el evento como un faro de esperanza después de que gran parte de la vida normal se paralizara. Otros comentaristas han dicho de manera similar que Tokio "hizo del deporte una luz brillante en la penumbra" y describieron los Juegos como "una distracción tan bienvenida, que realmente destacó cuánto deporte puede traer una sonrisa a los rostros de las personas".
Entonces, ¿cómo maximizamos los beneficios?
Enseñar a los alumnos valores cívicos y deporte como parte del currículo escolar no es la única manera de fomentar el comportamiento prosocial. Podemos cosechar sus beneficios más amplios para una sociedad más sana animando a los jóvenes a practicar deporte en la escuela y en la comunidad. Las formas de hacer esto incluyen: