Crédito:Pixabay/CC0 Dominio público
En las últimas décadas, el número de estudiantes universitarios con algún tipo de discapacidad ha ido aumentando progresivamente debido al entorno social más favorable. A pesar de este progreso, estos estudiantes aún enfrentan numerosos desafíos en el mundo académico.
Ahora, un estudio de investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), publicado en acceso abierto en la Revista Internacional de Investigación Educativa , ha explorado las experiencias de estudiantes con discapacidad en una universidad en línea, la UOC, para comprender el potencial y las posibles carencias de esta forma de educación.
“La divulgación de la discapacidad en el ámbito de la educación superior es un primer paso necesario para poder acceder a las adaptaciones académicas a las que este grupo de estudiantes tiene derecho por ley, y este es un proceso que la literatura académica ha identificado como clave para lograr una efectiva igualdad de oportunidades para este colectivo desfavorecido", apuntan los autores del trabajo, Efrem Melián, doctorando en Educación y TIC de la UOC, y Julio Meneses, profesor asociado de Metodología de la Investigación en los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, director de Learning Analytics en el Centro de Innovación eLearning (eLinC) e investigadora del grupo de investigación Género y TIC (GenTIC) del IN3.
Con su modelo de educación íntegramente en línea, la UOC acoge a una parte importante de los estudiantes españoles con discapacidad. En todas las universidades del país, más de 23.000 personas son estudiantes con algún tipo de discapacidad. En concreto, cerca de 2.000 estudiantes con algún tipo de discapacidad estudian en la UOC, una de las proporciones más altas.
"La UOC es la segunda universidad española con el segundo mayor número de estudiantes con discapacidad, solo por detrás de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) del país. Entonces, es mucha gente con una gama muy amplia de necesidades, por lo que la complejidad de apoyar a estos estudiantes muchas veces genera cierta tensión en los servicios de ayuda”, dijo Melián.
El dilema de la divulgación
Las personas con discapacidad enfrentan un dilema permanente a lo largo de su experiencia educativa, ya que deben revelar su discapacidad a la universidad para obtener adaptaciones académicas, pero también se exponen a riesgos emocionales. La decisión de declarar una discapacidad conlleva una negociación recurrente cada semestre, para cada curso, con una serie de agentes como el apoyo universitario y el profesorado. “Como nos explicaron los estudiantes, este no es un proceso sencillo ni su resultado es predecible. Además, a menudo constituye una barrera para revelar una discapacidad”, dijeron los expertos.
Además, hay que recordar que existen muchos tipos de discapacidades, algunas aparentes, como las físicas y sensoriales, y otras ocultas (como los trastornos mentales y los problemas de aprendizaje). “Cada estudiante tiene necesidades diferentes. Mientras que los estudiantes con aparentes discapacidades enfatizan la autosuficiencia y la normalización de su presencia en la universidad como estudiantes con derechos reconocidos, aquellos con discapacidades ocultas (como trastornos mentales y dificultades de aprendizaje), se enfocan en evitar el estigma y aumentar la credibilidad. , dijo Melián.
Invisibilidad para evitar el estigma
Por ejemplo, los estudiantes con algún tipo de trastorno mental o de aprendizaje tienen más miedo de ser etiquetados, de pensar que los demás no creen que las necesidades que explican son ciertas y de tener que esforzarse más para ser tomados en cuenta y obtener la certificación oficial de discapacidad.
“En resumen, muchos estudiantes intentan evitar la estigmatización manteniéndose invisibles, sin destacarse y sin revelar su discapacidad. Sin embargo, esto a menudo tiene consecuencias negativas, ya que, si no revelan su estado, no pueden acceder a las adaptaciones que necesitan. , o lo hacen demasiado tarde, lo que repercute negativamente en sus resultados académicos”, revelan los investigadores de la UOC.
Ante esta situación, debemos evitar enfocar la discapacidad desde una perspectiva puramente médica, que suele utilizar términos como "patologías" y "pacientes" y que tiende a hacer que los estudiantes interioricen la responsabilidad. Desde el punto de vista del modelo social, lo que ocurre con estos estudiantes es que el entorno no se adapta a sus necesidades y es precisamente esto lo que 'inhabilita' a las personas.
Por ello, los autores subrayan que lo importante es que el entorno de aprendizaje sea inclusivo y acogedor para todos, adoptando medidas universales y, cuando estas no sean suficientes, implementando adaptaciones individuales.
“Las consecuencias de la falta de conciencia, de sensibilidad y de servicios adecuados para estas personas están asociadas al 'repliegue' de los estudiantes con discapacidad. Es decir, en tal situación, los estudiantes pueden optar por pasar desapercibidos o volverse invisibles para la universidad. ”, afirmaron los autores.
Por lo tanto, para mejorar la experiencia académica de las personas con discapacidad, las universidades deben mostrar un firme compromiso con la inclusión educativa para todos, sean cuales sean sus circunstancias personales, un cambio que se ha visto muy impulsado por las exigencias de la pandemia.
“La crisis del COVID-19 ha acelerado la migración hacia modelos parcial o totalmente en línea en muchas universidades. Mientras tanto, los estudiantes con discapacidad eligen cada vez más este tipo de instituciones debido a la accesibilidad del campus o a los materiales que ofrecen, así como a la flexibilidad en torno al ritmo de estudio. Esto es tanto una oportunidad como un desafío para las instituciones que implementan modelos de educación a distancia”, agregó Meneses.
Racionalización, sensibilidad, personalización
Los investigadores brindan una serie de recomendaciones para mejorar los servicios que las universidades brindan a los estudiantes con discapacidad. En primer lugar, necesitan agilizar y simplificar los procedimientos para que los estudiantes revelen sus discapacidades a la institución, para evitar que tengan que revelarlas repetidamente a lo largo de sus estudios.
En segundo lugar, es necesario brindar apoyo personalizado y un seguimiento sensible a las necesidades asociadas a los diferentes tipos de discapacidad. Dichos servicios podrían proporcionarse mediante el establecimiento de un departamento específico de servicios para discapacitados, como lo han hecho algunas universidades a distancia.
"Es necesario que las universidades reorienten el apoyo a los estudiantes con discapacidad desarrollando una política institucional a largo plazo que englobe las acciones de un servicio específico que proporcione un apoyo y un seguimiento activo y personal. En este sentido, los esfuerzos de la UOC para mejorar la experiencia de estas personas pueden ser de gran ayuda para abordar el amplio abanico de necesidades de los estudiantes y servir de ejemplo a la hora de afrontar los retos que implica la adopción progresiva de modelos de educación híbridos o en línea por parte de las universidades”, concluyen los expertos.
La investigación fue publicada en el International Journal of Educational Research . Nuevo informe sobre el impacto de la pandemia en las experiencias de aprendizaje de jóvenes con discapacidad