Gente caminando por una plaza con círculos a su alrededor. Crédito:UC3M
De media, hay de tres a cinco personas en nuestras vidas con las que tenemos una relación muy cercana (amigos cercanos y / o familiares), alrededor de diez con quienes tenemos una estrecha amistad, un grupo más grande de aproximadamente 30-35 personas con las que interactuamos con frecuencia y alrededor de cien conocidos con los que entramos en contacto de vez en cuando en nuestra vida diaria. En otras palabras, interactuamos de forma regular con unas 150 personas. Este número se conoce como el "número de Dunbar" e indica la cantidad de amigos que nuestro cerebro puede manejar, según la teoría formulada en la década de 1990 por Robin Dunbar, profesor de antropología en la Universidad de Oxford, quien también participa en este nuevo estudio científico.
"Lo que predice nuestra teoría y lo que ahora hemos podido constatar es que las personas con una alta capacidad cognitiva podrían potencialmente ampliar su círculo de amistades íntimas", explica Anxo Sánchez, profesor del Departamento de Matemáticas de la UC3M y uno de los autores del estudio publicado en PNAS . Esto también ocurre en comunidades pequeñas, donde hay menos personas disponibles con las que establecer una relación, conduciendo a la ampliación del círculo de amistades cercanas entre las personas disponibles:"Es la primera vez, hasta donde sabemos, que una teoría puramente matemática, basado en un principio físico básico (el de máxima entropía), predice un fenómeno o estructura social que posteriormente se encuentra en los datos ", dice Anxo Sánchez.
Algo parecido ocurre al revés, según los investigadores. "Es imposible tener relaciones con 150 personas y que todas sean íntimas. Por eso, si uno tiene una gran cantidad de relaciones, debe significar que casi todos son superficiales ", dice otro de los autores del estudio, Ignacio Tamarit, del Grupo Interdisciplinario de Sistemas Complejos de la UC3M, quien está preparando su tesis doctoral sobre este tema.
Cuando comenzaron el estudio, realizado con el apoyo del Programa de Ayudas a Equipos de Investigación Científica de la Fundación BBVA en el área de Sociedad y Economía Digital, los investigadores partieron de la hipótesis de que las relaciones humanas implican un grado de esfuerzo diferente en función de su intensidad emocional y que nuestra capacidad para gestionarlas es limitada. Utilizando técnicas estándar de la física estadística, calcularon la organización en círculos de amistad y descubrieron la posibilidad de regímenes invertidos (que en comunidades pequeñas donde hay menos relaciones, su intensidad es mayor). Para verificar esto, datos de comunidades de inmigrantes bastante aisladas, aportadas por un antropólogo de la Universitat Autònoma de Barcelona, “José Luis Molina”. Después de aplicar el modelo teórico, encontraron la evidencia que buscaban:"Nuestro modelo explica el surgimiento de la estructura en la organización de las redes personales", dice otro de los investigadores, José Cuesta, profesor del Departamento de Matemáticas de la UC3M.