La superficie:
* roca y polvo desnudos: La superficie estaría desprovista de cualquier vida, incluidas plantas, animales y microorganismos. Solo veríamos la roca cruda y expuesta y el polvo que sería pateado por el constante bombardeo de micrometeoroides.
* cráteres en abundancia: Sin la atmósfera protectora, la tierra sería bombardeada constantemente por meteoroides y asteroides. La superficie estaría marcada con cráteres de todos los tamaños.
* Sin agua: Sin la biosfera, los océanos se evaporarían, dejando llanuras vastas, secas y saladas. Cualquier agua restante se congelaría en los casquillos de hielo polar.
* columpios de temperatura extrema: Sin la atmósfera a temperaturas moderadas, la tierra experimentaría un calor extremo durante el día y el frío extremo por la noche.
El paisaje:
* Sin nubes: El cielo sería un azul profundo y oscuro, sin nubes para oscurecer la vista de las estrellas. Esto haría que el cielo nocturno sea increíblemente brillante, pero también increíblemente frío.
* No hay color: El paisaje sería principalmente tonos de gris y marrón, sin plantas que proporcionen salpicaduras de color. El único color puede provenir de la erupción volcánica ocasional.
* sin sonido: Sin una atmósfera, no habría sonido. La tierra sería un lugar silencioso y desolado.
En resumen:
La Tierra sin la biosfera y la atmósfera sería un ambiente estéril, sin vida y extremadamente hostil. Estaría muy lejos del planeta vibrante y diverso que conocemos hoy.
Es importante recordar que la biosfera y la atmósfera están íntimamente conectados. La biosfera, a través de procesos como la fotosíntesis, es responsable de mantener la composición de nuestra atmósfera. La atmósfera, a su vez, proporciona las condiciones necesarias para que la vida exista.