* Los ecosistemas naturales son complejos y diversos: Han evolucionado durante largos períodos, lo que resulta en una amplia variedad de hábitats, nichos e interrelaciones entre organismos. Esta complejidad permite que prospere un mayor rango de especies.
* Los ecosistemas naturales están menos controlados: A diferencia de las granjas y los jardines, los humanos no manejan ni manipulan los ecosistemas naturales. Esta falta de control permite la evolución espontánea y la selección natural, lo que lleva a una mayor diversidad.
* Se simplifican los ecosistemas de fabricación humana: Las granjas y los jardines están diseñados para un propósito específico, que a menudo se centran en un número limitado de especies. Esta simplificación reduce la biodiversidad general, ya que elimina el hábitat y los recursos necesarios para que otras especies sobrevivan.
* Las prácticas humanas pueden dañar la biodiversidad: Las prácticas agrícolas como la plantación de monocultivos, el consumo de pesticidas y la destrucción del hábitat pueden reducir significativamente la biodiversidad en los ecosistemas fabricados por humanos.
Ejemplo: Un bosque natural puede contener cientos de especies de árboles diferentes, varias especies de aves, insectos, mamíferos, hongos y bacterias. En contraste, una granja solo podría tener una especie de cultivo único, un número limitado de especies de ganado y una variedad más pequeña de otros organismos.
Si bien algunas granjas y jardines se pueden manejar para apoyar una mayor biodiversidad, generalmente no pueden lograr el mismo nivel de diversidad y complejidad que se encuentra en los ecosistemas naturales.