1. Organización: Los seres vivos están altamente organizados, con células especializadas, tejidos, órganos y sistemas de órganos. Esta organización les permite llevar a cabo funciones complejas.
2. Metabolismo: Los seres vivos requieren energía para mantener su organización y llevar a cabo procesos de vida. Obtienen esta energía a través del metabolismo, un conjunto de reacciones químicas que descomponen los alimentos y liberan energía.
3. Crecimiento: Los seres vivos aumentan en tamaño y complejidad con el tiempo. Este crecimiento a menudo se acompaña de cambios en la forma.
4. Reproducción: Los seres vivos producen descendencia, asegurando la continuación de su especie. La reproducción puede ser sexual o asexual, dependiendo del organismo.
5. Capacidad de respuesta: Los seres vivos responden a los estímulos en su entorno. Esto podría ser un cambio físico, como la temperatura o un cambio químico, como la presencia de alimentos.
6. Adaptación: Los seres vivos tienen la capacidad de evolucionar con el tiempo, adaptándose a los cambios en su entorno. Esta adaptación les permite sobrevivir y reproducirse en un mundo cambiante.
7. Homeostasis: Los seres vivos mantienen un entorno interno estable, incluso cuando cambia el entorno externo. Esto se llama homeostasis y es esencial para la supervivencia.
Estas son las características centrales que definen la vida. Si bien algunos organismos pueden no exhibir todas estas características en todo momento (por ejemplo, una semilla no está creciendo o reproduciendo), todos poseen el potencial para hacerlo, haciéndolos vivir.