La vegetación, la vida vegetal de una región, está determinada por una compleja interacción de factores. El clima juega un papel crucial, con temperatura y precipitación dictando qué especies de plantas pueden prosperar. La disponibilidad de la luz solar influye en el crecimiento de las plantas, mientras que el tipo de suelo y la composición determinan la disponibilidad de nutrientes y la retención de agua. La altitud y la latitud influyen en la temperatura y los patrones de precipitación, que moldean aún más la vegetación. Las actividades humanas, como la agricultura, la deforestación y la urbanización, también pueden alterar significativamente el paisaje de la vegetación natural. La interacción de estos factores crea un tapiz diverso de vegetación en todo el mundo, desde exuberantes selvas tropicales hasta desiertos áridos, cada uno adaptado exclusivamente a su entorno específico.