* Conservación y protección: Proteger los bosques de amenazas como fuego, enfermedades, insectos y cambio climático.
* Producción de madera: Manejo de bosques para la cosecha sostenible de madera para varios usos como madera, papel y combustible.
* Hábitat de recreación y vida silvestre: Brindar oportunidades para actividades al aire libre como senderismo, campamento y caza, al tiempo que mantiene hábitats para diversa vida silvestre.
* Manejo de agua y suelo: Proteger las cuencas y garantizar afecciones saludables del suelo.
* secuestro de carbono: Utilizando los bosques para absorber y almacenar dióxido de carbono de la atmósfera, ayudando a mitigar el cambio climático.
Esencialmente, la silvicultura implica comprender las interacciones complejas dentro de los ecosistemas forestales y aplicar este conocimiento para garantizar la salud y la productividad a largo plazo de estos valiosos recursos. Abarda una amplia gama de prácticas, desde plantar árboles hasta la gestión de las operaciones de tala, y a menudo implica equilibrar las demandas competitivas de recursos forestales.