1. Variación: Las personas dentro de una población deben exhibir variaciones en sus rasgos. Estas variaciones pueden estar en características físicas, comportamientos o incluso procesos bioquímicos.
2. heredabilidad: Las variaciones deben ser heredables, lo que significa que pueden transmitirse de los padres a la descendencia. Esto permite que los rasgos ventajosos se vuelvan más comunes en las generaciones futuras.
3. Reproducción diferencial: Las personas con ciertos rasgos deben tener una mayor probabilidad de sobrevivir y reproducirse que otros. Esto significa que aquellos con rasgos ventajosos dejarán más descendencia.
4. Presión selectiva: Debe haber alguna presión ambiental que favorezca ciertos rasgos sobre otros. Esta presión podría ser un cambio en el clima, la introducción de un nuevo depredador o la competencia por los recursos.
Estos cuatro requisitos funcionan juntos para impulsar la selección natural. Las personas con rasgos ventajosos tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse, pasando esos rasgos a su descendencia. Con el tiempo, esto lleva a la evolución de las poblaciones, a medida que los rasgos ventajosos se vuelven más comunes.