A medida que el aire más frío y denso se hunde en los valles, desplazará el aire más cálido que ya está allí. Este aire más cálido comenzará a flotar sobre el aire frío, formando una capa de aire más cálido y húmedo. Esta capa de aire cálido actúa como una manta, evitando que el aire frío se disperse y permitiendo que se acumule la niebla.
Además, cuando la humedad relativa es alta, el vapor de agua del aire comenzará a condensarse formando pequeñas gotas de agua. Estas gotas se harán visibles como niebla cuando sean iluminadas por el sol u otras fuentes de luz.
La combinación de flujo catabático y alta humedad relativa crea las condiciones perfectas para la formación de niebla en los valles. Esta es la razón por la que a menudo se ve niebla en los valles durante las frías tardes y mañanas de invierno, mientras que las colinas y montañas circundantes pueden estar despejadas.