El sentido del olfato funciona detectando moléculas volátiles en el aire, y hay algunas moléculas en el aire que pueden activar nuestros receptores olfativos. Por ejemplo, el olor a lluvia o el olor del bosque se deben a moléculas específicas presentes en el aire. Sin embargo, dado que el aire está compuesto principalmente de nitrógeno y oxígeno, que son inodoros, normalmente no notamos el olor del aire a menos que haya concentraciones significativas de otras moléculas.
En cuanto al gusto, no tenemos papilas gustativas específicas para el aire. Sin embargo, podemos sentir la presencia de aire en la boca, porque el movimiento del aire puede activar los mecanorreceptores de nuestra cavidad bucal. Cuando inhalamos o exhalamos, el aire que pasa por nuestra boca crea una diferencia de presión que estimula estos receptores y lo percibimos como una sensación en la boca.