Durante el ciclo del agua, el agua se evapora de diversas fuentes, incluidos océanos, lagos, ríos e incluso de la superficie terrestre, formando nubes. Estas nubes eventualmente liberan precipitaciones en forma de lluvia o nieve, reponiendo los cuerpos de agua. Sin embargo, las aguas residuales generadas por el hombre no contribuyen directamente a este proceso.
En cambio, las aguas residuales, también conocidas como aguas residuales, se recogen y transportan a través de sistemas de alcantarillado hasta plantas de tratamiento de aguas residuales. Estas plantas emplean diversas tecnologías de tratamiento, incluidos procesos físicos, químicos y biológicos, para eliminar contaminantes y contaminantes. Los procesos de tratamiento tienen como objetivo descomponer la materia orgánica, reducir los patógenos y eliminar sustancias químicas y nutrientes nocivos.
Las aguas residuales tratadas, también llamadas efluentes, cumplen con los estándares regulatorios de seguridad y protección ambiental antes de ser vertidas a cursos de agua o utilizadas para fines específicos, como riego o procesos industriales. Es importante señalar que estas aguas residuales tratadas todavía se someten a procesos de purificación naturales a medida que fluyen por el medio ambiente antes de volver a ingresar al suministro de agua a través de fuentes como ríos o recarga de aguas subterráneas.