El cocodrilo, llamado Mourasuchus, vivió en América del Sur durante la época del Mioceno, hace entre 23 y 5 millones de años. Era aproximadamente del tamaño de un cocodrilo de agua salada moderno, pero tenía un cráneo y unas mandíbulas mucho más robustas.
El estudio, publicado en la revista "Current Biology", encontró que Mourasuchus tenía dientes grandes y romos en el paladar, conocidos como dientes palatinos. Estos dientes se utilizaban para triturar los caparazones de los moluscos y otras presas de caparazón duro.
"Los dientes palatinos de Mourasuchus son únicos entre los cocodrilos", dijo el autor principal del estudio, el Dr. Christopher Brochu, paleontólogo de la Universidad de Iowa. "Son los dientes palatinos más grandes y robustos de cualquier cocodrilo conocido, y muestran una clara adaptación para aplastar objetos duros".
Los investigadores creen que Mourasuchus usó sus dientes palatinos para aplastar los caparazones de moluscos y otras presas de caparazón duro, como tortugas y cangrejos. Los dientes habrían podido resistir las altas fuerzas generadas por las poderosas mandíbulas del cocodrilo.
"Mourasuchus es un ejemplo fascinante de cómo los cocodrilos se han adaptado a diferentes nichos ecológicos a lo largo del tiempo", dijo el Dr. Brochu. "Este cocodrilo era claramente un especialista en aplastar presas de caparazón duro, y sus dientes palatales únicos son un testimonio de su éxito evolutivo".