Por primera vez en el registro fósil se han conservado los diminutos pelos que daban a las polillas su aspecto marrón y moteado. Esta calidad de conservación es comparable a la de los insectos encerrados en ámbar, normalmente conocidos por su conservación excepcional.
Los investigadores pueden utilizar esta notable visión de la historia evolutiva para examinar cómo los cambios ambientales antiguos afectaron la diversidad y la adaptación de los insectos a lo largo de escalas de tiempo geológicas. Estas polillas fosilizadas proporcionan evidencia adicional de los ricos y diversos bosques del Eoceno, lo que indica que nuestra comprensión del mundo antiguo es incompleta y evoluciona continuamente.
Fuente:https://www.nature.com/articles/s41559-023-02012-3 (Publicación científica)