1. Gran potencial de secuestro de carbono: Los suelos tienen una capacidad sustancial para almacenar carbono adicional. Las estimaciones sugieren que la adopción de prácticas de gestión recomendadas podría aumentar las reservas de carbono orgánico del suelo entre 0,4 y 1,0 toneladas de carbono por hectárea al año a nivel mundial, contribuyendo significativamente a los objetivos de mitigación del cambio climático.
2. Múltiples beneficios más allá del secuestro de carbono: SCS ofrece una variedad de beneficios ambientales y agrícolas adicionales, lo que lo convierte en un enfoque holístico para la gestión sostenible de la tierra:
- Mejora de la salud del suelo:el aumento de la materia orgánica del suelo mejora la estructura del suelo, la capacidad de retención de agua, la disponibilidad de nutrientes y la resiliencia a los factores estresantes relacionados con el clima.
- Mejora de la calidad del agua:la reducción de la erosión y la mejora de la estructura del suelo ayudan a filtrar los contaminantes y el exceso de nutrientes, lo que da lugar a masas de agua más limpias y a una reducción de la eutrofización.
- Mayor biodiversidad:la materia orgánica del suelo sustenta un ecosistema del suelo diverso, incluidos microorganismos esenciales para el ciclo de nutrientes y el crecimiento de las plantas.
3. Rentabilidad y Accesibilidad: La implementación de prácticas SCS generalmente es rentable para los agricultores y administradores de tierras en comparación con otras opciones de mitigación. Muchas prácticas agrícolas que mejoran el carbono del suelo, como la labranza de conservación, los cultivos de cobertura y la reducción de la aplicación de fertilizantes, pueden integrarse en los sistemas agrícolas existentes con una interrupción mínima o costos adicionales.
4. Escalabilidad: Las prácticas de SCS se adaptan a diversos sistemas agrícolas y regiones ecológicas, lo que las hace escalables en grandes áreas. La agricultura de conservación, la agroecología y la agricultura regenerativa adoptan el secuestro de carbono en el suelo como un principio central y su adopción está ganando impulso a nivel mundial.
Sin embargo, también se deben considerar algunos desafíos y limitaciones asociados con la EME:
1. Tasas de Secuestro Variables: La tasa de secuestro de carbono en los suelos varía según factores como el clima, el tipo de suelo, las prácticas de manejo y la rotación de cultivos. Por lo tanto, es necesaria una planificación y un seguimiento cuidadosos para garantizar un almacenamiento sostenido de carbono.
2. Posible reversión: El carbono almacenado puede liberarse de nuevo a la atmósfera mediante cambios en el uso de la tierra o en las prácticas de gestión. Garantizar un compromiso a largo plazo y políticas estables de uso de la tierra es crucial para evitar revertir los beneficios del secuestro de carbono.
3. Medición y Verificación: Medir y verificar con precisión los cambios de carbono en el suelo puede ser un desafío y requiere experiencia y metodologías especializadas. El desarrollo de protocolos estandarizados y el desarrollo de capacidades para el monitoreo del carbono del suelo son esenciales para la implementación y el monitoreo efectivos de las prácticas de SCS.
4. Beneficios colaterales y compensaciones: Si bien la SCS a menudo proporciona múltiples beneficios, en determinadas situaciones pueden producirse compensaciones. Por ejemplo, reducir la aplicación de fertilizantes sintéticos para mejorar el carbono del suelo puede requerir estrategias alternativas de manejo de nutrientes para mantener el rendimiento de los cultivos. Equilibrar estas compensaciones requiere una planificación y gestión cuidadosas.
En general, el secuestro de carbono en el suelo es muy prometedor como estrategia viable y escalable de mitigación del cambio climático. Al adoptar prácticas sostenibles de gestión de la tierra que mejoren las reservas de carbono del suelo, podemos abordar simultáneamente el cambio climático, mejorar la salud del suelo y la productividad agrícola y contribuir a la resiliencia y los servicios ecosistémicos más amplios.