Algunas aves, como los cardenales y las tangaras, son naturalmente rojas. Estas aves tienen una alta concentración de carotenoides en su dieta. Otras aves, como los petirrojos y los arrendajos azules, no son rojas por naturaleza. Sin embargo, pueden ponerse rojos si siguen una dieta rica en carotenoides.
En otoño, muchas aves migran hacia el sur, hacia climas más cálidos. Durante la migración, suelen consumir una dieta rica en carotenoides. Esto se debe a que las frutas y bayas que comen están maduras y contienen una alta concentración de carotenoides. Como resultado, muchas aves se ponen rojas en otoño.
Cuando las aves mudan en primavera, pierden sus plumas viejas y les crecen otras nuevas. Las plumas nuevas suelen ser más brillantes y coloridas que las plumas viejas. Esto se debe a que las aves tienen una mayor concentración de carotenoides en su dieta durante la primavera.
El color de las plumas de un ave también puede verse afectado por otros factores, como la genética, la edad y la salud.