El estudio se centró en cuatro especies de salamandras de los Apalaches centrales:la salamandra de lomo rojo, la salamandra manchada, la salamandra Jefferson y la salamandra viscosa. Los investigadores monitorearon el comportamiento y la temperatura corporal de las salamandras durante olas de calor tanto normales como inducidas experimentalmente. Descubrieron que, si bien las cuatro especies experimentaron algunos efectos negativos del calor, como reducción de movimiento y búsqueda de alimento, aún podían mantener su temperatura corporal dentro de un rango seguro.
Curiosamente, el estudio también encontró que la tolerancia al calor de las salamandras variaba según su hábitat. Las salamandras que viven en hábitats más cálidos y secos pudieron soportar temperaturas más altas en comparación con las de hábitats más fríos y húmedos. Esto sugiere que ciertas poblaciones de salamandras pueden adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes si tienen acceso a hábitats adecuados.
Aunque estos hallazgos brindan cierta esperanza para la supervivencia a largo plazo de las salamandras, los investigadores advierten que las salamandras todavía enfrentan numerosas amenazas por el calentamiento global, incluida la pérdida de hábitat, cambios en los patrones de precipitación y una mayor competencia de otras especies. Se necesita más investigación para comprender completamente los impactos potenciales del cambio climático en las poblaciones de salamandras y desarrollar estrategias de conservación para proteger a estos importantes anfibios.