Visión: Una de las adaptaciones más importantes del arenque del Báltico es su capacidad de ver en condiciones de poca luz en el Mar Báltico. El agua del Mar Báltico suele ser turbia y tiene una alta concentración de partículas en suspensión, lo que puede reducir la cantidad de luz que penetra en la columna de agua. Para compensar esto, el arenque del Báltico ha desarrollado ojos más grandes y una mayor densidad de células sensibles a la luz en sus retinas, lo que le permite ver en condiciones de poca luz.
Pigmentación: El arenque del Báltico también ha adaptado su pigmentación al ambiente luminoso del Mar Báltico. El cuerpo del arenque suele ser plateado, pero también puede presentar un tono verdoso o azulado, dependiendo de las condiciones del agua. Esta coloración ayuda al arenque a camuflarse de los depredadores y presas, y también ayuda a reducir la cantidad de luz que absorbe el cuerpo del arenque, lo que puede ayudar a conservar energía.
Adaptaciones de comportamiento: Además de sus adaptaciones físicas, el arenque del Báltico también ha desarrollado varias adaptaciones de comportamiento que le ayudan a sobrevivir en el desafiante entorno del Mar Báltico. Por ejemplo, el arenque suele formar grandes cardúmenes, lo que puede ayudar a protegerlo de los depredadores y aumentar sus posibilidades de encontrar alimento. El arenque también migra estacionalmente, desplazándose a aguas más profundas durante los meses de invierno, cuando el agua está más fría y menos productiva.
Estas son sólo algunas de las adaptaciones que han permitido al arenque del Báltico prosperar en el entorno único del Mar Báltico. Al adaptarse a las condiciones de poca luz, el arenque ha podido explotar un nicho que no es accesible para muchas otras especies de peces. Esto ha permitido que el arenque se convierta en una de las especies de peces más importantes del Mar Báltico, tanto desde el punto de vista ecológico como económico.