Los huracanes se forman sobre el océano cuando el aire cálido y húmedo se eleva rápidamente desde la superficie, creando un área de baja presión. Esta zona de baja presión atrae más aire cálido, que continúa subiendo y enfriándose, liberando energía que forma nubes y precipitaciones. A medida que la tormenta crece, sus vientos se vuelven más fuertes y desarrolla un ojo distinto, una región de clima tranquilo en el centro.
Los huracanes se clasifican según la velocidad máxima sostenida de sus vientos en la escala de huracanes de Saffir-Simpson. La escala va desde la Categoría 1 a la Categoría 5, siendo la Categoría 5 la más intensa. Los huracanes pueden causar daños importantes a las zonas costeras, incluidos fuertes vientos, fuertes lluvias, inundaciones, marejadas ciclónicas (un aumento del nivel del mar causado por la tormenta) y tornados.
Los huracanes también pueden tener efectos indirectos, como cortes de energía, escasez de agua e interrupciones en los sistemas de transporte y comunicación. Estas tormentas pueden representar una amenaza importante para la vida y la propiedad, y es importante estar preparado y tomar precauciones cuando se acercan los huracanes.