Los científicos recuperaron antiguas capas de polvo que se habían asentado en el fondo del océano, representando polvo arrastrado por el viento procedente de regiones áridas. El análisis de estas capas de polvo reveló que durante los períodos de calentamiento global, los vientos alisios tendían a intensificarse y desplazarse hacia el sur. Esto dio lugar a un mayor transporte de polvo desde los continentes más secos del hemisferio norte, lo que provocó una mayor deposición de polvo en los sedimentos oceánicos.
La relación entre el aumento de las temperaturas y la intensificación de los vientos alisios puede atribuirse a cambios en los patrones de circulación atmosférica. A medida que el clima se calienta, las diferencias de temperatura entre el ecuador y las latitudes más altas se vuelven más pronunciadas, lo que lleva a un aumento de los vientos alisios. Estos vientos alisios más fuertes transportan más polvo y humedad desde el hemisferio norte y también pueden afectar los patrones de precipitación y los ecosistemas terrestres.
Por lo tanto, la evidencia de cambios climáticos pasados encontrada en sedimentos de aguas profundas proporciona información valiosa sobre los impactos potenciales del calentamiento global en los vientos y los sistemas climáticos más amplios.