Papilas y tricomas: Las hojas de Azolla también presentan pequeñas estructuras parecidas a pelos llamadas papilas y tricomas. Estas estructuras crean un colchón de aire debajo de las hojas, lo que mejora aún más la flotabilidad y garantiza la flotación continua de la planta en el agua.
Compuestos hidrofóbicos: Las hojas de Azolla producen y acumulan compuestos hidrofóbicos (que repelen el agua). Estos compuestos mejoran aún más la repelencia al agua de la superficie de la hoja, evitando la absorción de agua y facilitando la flotación continua.
Forma de la hoja: La estructura de las hojas lobuladas de Azolla contribuye a su capacidad para resistir la lluvia. Los lóbulos actúan como paraguas en miniatura, desviando y arrojando gotas de agua rápidamente. Este diseño minimiza el impacto de la lluvia sobre las hojas y evita que se encharquen.
Vástagos flexibles: Los tallos de Azolla son flexibles y se pueden doblar fácilmente. Durante la lluvia, los tallos flexibles se doblan y permiten que las gotas de agua se deslicen de las hojas, lo que reduce el impacto general de la lluvia y minimiza el daño a las delicadas hojas.
Raíces flotantes: Azolla tiene raíces flotantes, lo que ayuda a la planta a mantener la estabilidad en la superficie del agua. Estas raíces anclan la planta en su lugar, evitando que sea fácilmente desplazada o arrastrada por las fuertes lluvias.
Al combinar estos rasgos adaptativos, Azolla puede repeler eficazmente el agua de lluvia y resistir los desafíos asociados con las fuertes lluvias, lo que le permite prosperar en su hábitat acuático flotante.