Requisitos nutricionales :Las arañas tienen necesidades dietéticas específicas basadas en la composición y el metabolismo de su cuerpo. Requieren una ingesta equilibrada de nutrientes como proteínas, carbohidratos y grasas. Por ejemplo, las arañas tejedoras de orbes se alimentan principalmente de insectos, mientras que las arañas lobo también pueden consumir otros artrópodos como gusanos e incluso pequeños mamíferos.
Disponibilidad de presas :La disponibilidad de presas adecuadas juega un papel crucial en la dieta de una araña. Las arañas son depredadores oportunistas y normalmente apuntan a presas dentro de un cierto rango de tamaño. Si su presa preferida es escasa, pueden aventurarse a buscar fuentes alternativas de alimento. Esto puede llevar a encuentros con presas desconocidas que podrían rechazar debido al gusto o a una deficiencia nutricional.
Limitaciones fisiológicas :Las piezas bucales y el sistema digestivo de las arañas están adaptados para manejar ciertos tipos de presas. Algunas arañas tienen estructuras especializadas para inyectar veneno, mientras que otras dependen de sus colmillos para someter y consumir a sus víctimas. Si una presa es demasiado dura, demasiado grande o tiene mecanismos defensivos que la araña no puede superar, pueden optar por evitarla.
Preferencias de sabor :Si bien es difícil atribuir definitivamente preferencias gustativas a las arañas, los estudios sugieren que pueden discriminar entre diferentes compuestos químicos según sus receptores gustativos. Algunas arañas pueden encontrar desagradables ciertas presas debido a su composición química o toxinas presentes en el cuerpo de la presa.
Aprendizaje y Memoria :Las arañas son capaces de aprender y adaptar su comportamiento en función de experiencias previas. Si tienen encuentros negativos con ciertas presas, como especies tóxicas o desagradables, es posible que eviten ese tipo de presas en el futuro. Esta capacidad de aprendizaje garantiza que centren sus esfuerzos en fuentes de alimentos más adecuadas y nutritivas.
En general, una combinación de requisitos nutricionales, disponibilidad de presas, limitaciones fisiológicas, preferencias gustativas y aprendizaje contribuyen al comportamiento de "comida quisquillosa" observado en las arañas.