La agricultura de conservación es un conjunto de prácticas que tienen como objetivo mejorar la salud del suelo, reducir la erosión y conservar el agua. En Malawi, el CIMMYT introdujo tres prácticas clave de agricultura de conservación:
1. Labranza mínima: Esto implica una alteración mínima del suelo, lo que ayuda a preservar la estructura del suelo y reducir la erosión.
2. Recorte de portada: Esto implica cultivar un cultivo de cobertura, como leguminosas, entre cultivos de maíz. Los cultivos de cobertura ayudan a mejorar la fertilidad del suelo, reducir la presión de las malezas y suprimir plagas y enfermedades.
3. Rotación de cultivos: Esto implica alternar diferentes cultivos en un campo, lo que ayuda a romper los ciclos de plagas y enfermedades y mejorar la salud del suelo.
Los resultados del experimento fueron impresionantes. Los agricultores que adoptaron prácticas de agricultura de conservación vieron aumentar su rendimiento de maíz en un promedio del 35%. También experimentaron una mejor salud del suelo, una reducción de la erosión y una mejor retención de agua.
Además de los beneficios para los agricultores, la agricultura de conservación también puede tener impactos ambientales positivos. Al reducir la erosión del suelo y la escorrentía de agua, la agricultura de conservación puede ayudar a proteger la calidad del agua y reducir la sedimentación. También puede ayudar a secuestrar carbono en el suelo, lo que puede mitigar el cambio climático.
El éxito del experimento agrícola de Malawi demuestra el potencial de la agricultura de conservación para mejorar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad en los sistemas agrícolas de pequeños agricultores. Al adoptar estos simples cambios en las prácticas agrícolas, los agricultores pueden aumentar significativamente sus rendimientos, mejorar la salud del suelo y proteger el medio ambiente.