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    Cómo las plantas perciben el tacto, la gravedad y otras fuerzas físicas
    Las plantas pueden parecer quietas y enraizadas en el suelo, pero en realidad son muy sensibles y receptivas a su entorno. Utilizan una variedad de células y estructuras especializadas para sentir y responder a fuerzas físicas como el tacto, la gravedad y la luz. Éstos son algunos de los mecanismos clave involucrados:

    1. Toque:

    Las plantas sensibles al tacto tienen células especializadas llamadas tricomas en sus hojas y tallos. Estos tricomas son estructuras parecidas a pelos que actúan como sensores. Cuando se tocan o se rozan, desencadenan señales eléctricas que se transmiten a los tejidos centrales de la planta, iniciando diversas respuestas. Por ejemplo, la Venus atrapamoscas utiliza tricomas sensibles al tacto en sus hojas para detectar presas, lo que hace que las hojas se cierren de golpe y atrapen al insecto.

    2. Gravedad:

    Las plantas utilizan mecanismos de detección de la gravedad para orientar su crecimiento y sus raíces en respuesta al campo gravitacional de la Tierra. Las células especializadas responsables de la detección de la gravedad se llaman estatocitos, que normalmente se encuentran en la cofia de la raíz y otras estructuras vegetales especializadas. Los estatocitos contienen orgánulos llenos de almidón llamados estatolitos. Cuando la planta se inclina o se mueve, los estatolitos se desplazan debido a la gravedad y entran en contacto con la membrana celular, desencadenando señales eléctricas que inician respuestas como el crecimiento de las raíces hacia el centro de gravedad (gravitropismo).

    3. Luz:

    Las plantas también detectan y responden a la luz utilizando proteínas fotorreceptoras especializadas llamadas fitocromos y criptocromos. Estos fotorreceptores se encuentran en varios órganos y tejidos de las plantas, incluidas las hojas, el tallo y las raíces. Absorben longitudes de onda de luz específicas, particularmente luz roja y azul, e inician diversas respuestas fisiológicas como la germinación de semillas, la expansión de las hojas y el alargamiento del tallo. Esta respuesta a la luz se conoce como fototropismo y consigue que las plantas optimicen su crecimiento y desarrollo en función de la disponibilidad de luz solar.

    4. Tigmomorfogénesis:

    Algunas plantas exhiben cambios de crecimiento en respuesta a estímulos mecánicos como el viento, el flujo de agua o incluso un tacto suave. Este fenómeno se conoce como tigmomorfogénesis. Por ejemplo, las plantas pueden desarrollar tallos más gruesos y entrenudos más cortos en respuesta al viento o al roce para aumentar su resistencia a la flexión.

    5. Sismonastía:

    La sismonastia se refiere a los movimientos rápidos de las plantas en respuesta a estímulos mecánicos, como sacudidas o vibraciones repentinas. Esta respuesta suele estar asociada a mecanismos de defensa o de reproducción. Por ejemplo, la planta que no me toque (Mimosa pudica) exhibe seismonastia al doblar sus folíolos y dejar caer sus hojas cuando se toca.

    Estos son sólo algunos ejemplos de cómo las plantas perciben y responden a las fuerzas físicas. Al utilizar células y estructuras especializadas, las plantas pueden percibir y adaptarse a su entorno, optimizar su crecimiento y desarrollo e interactuar con su entorno de maneras notables.

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