La cuestión de si el espíritu emprendedor es un producto de la naturaleza o de la crianza, al igual que muchas otras cualidades humanas, ha sido durante mucho tiempo un tema de debate e investigación científica. Si bien ambas partes tienen sólidos argumentos y estudios que las respaldan, la verdad probablemente se encuentre en algún punto entre la naturaleza y la crianza, como una combinación de rasgos innatos, experiencias e influencias ambientales.
Naturaleza
1. Genes y rasgos de personalidad: De hecho, ciertas predisposiciones genéticas pueden contribuir a las características empresariales. Las investigaciones sugieren que las variaciones genéticas relacionadas con la asunción de riesgos, la innovación y la perseverancia que se encuentran en ciertos individuos pueden hacerlos más inclinados a las actividades empresariales.
2.Habilidades cognitivas Las capacidades cognitivas e intelectuales inherentes de los individuos también pueden desempeñar un papel en el éxito empresarial. Estos incluyen habilidades para la resolución de problemas, la creatividad y la toma de decisiones, todas las cuales son cruciales para los proyectos empresariales.
Crianza
1. Educación y experiencia: La educación formal a través de programas de emprendimiento, talleres o títulos en negocios puede proporcionar a las personas el conocimiento, las habilidades y la red necesarios para emprender iniciativas empresariales. La experiencia práctica en nuevas empresas o proyectos comerciales también puede fomentar el pensamiento empresarial.
2. Factores culturales y sociales: Las normas culturales, las expectativas sociales y la influencia familiar moldean fuertemente las inclinaciones empresariales. Crecer en un entorno que fomenta el espíritu empresarial y celebra el éxito, o tener modelos empresariales a seguir, puede fomentar una mentalidad emprendedora.
3. Apoyo al ecosistema: La presencia de un ecosistema de apoyo compuesto por políticas gubernamentales, opciones de financiación, programas de tutoría e incubadoras de empresas puede nutrir y sostener en gran medida el espíritu emprendedor dentro de una sociedad.
Conclusión:
El debate sobre naturaleza versus cultura en el emprendimiento es continuo y complejo, con evidencia que respalda a ambos lados. Sin embargo, es importante reconocer que los individuos rara vez encajan en categorías extremas. Lo más probable es que una sinfonía de rasgos innatos y factores ambientales interactúen para dar forma al espíritu emprendedor.
Si bien algunas personas pueden tener una propensión hacia el emprendimiento, es la interacción de estas tendencias naturales con la educación adecuada (como la educación, las experiencias y el apoyo social) lo que en última instancia cultiva y hace florecer el espíritu emprendedor.