Las aves pequeñas que habitan en los bosques, como los reyezuelos y las reinitas, pueden necesitar tan solo de 1 a 3 hectáreas de selva tropical por pareja reproductora. Por otro lado, las grandes especies que dependen de los bosques, como los tucanes, los cálaos y las águilas, pueden ocupar territorios que van desde cientos a miles de hectáreas.
Las aves que prefieren interiores de bosques densos pueden requerir una cubierta forestal más continua, mientras que las especies que pueden adaptarse a hábitats más variados podrían sobrevivir en fragmentos de selva tropical o áreas perturbadas.
Algunas especies de aves requieren condiciones específicas para anidar y reproducirse. Por ejemplo, algunas aves dependen de bosques antiguos con árboles grandes y en descomposición, mientras que otras pueden necesitar áreas con abundantes cuerpos de agua o tipos específicos de vegetación para alimentarse.
En general, conservar áreas considerables de bosque lluvioso continuo es crucial para apoyar la supervivencia de una amplia gama de especies de aves y mantener la integridad ecológica de estos ecosistemas.